martes, 19 de octubre de 2010

Día 1 - De Saint Jean Pied de Port a Orisson



Sábado 11 de septiembre de 2010

Hoy ha comenzado mi Camino. 

El día ha empezado de manera frenética. Mi autobús de Bilbao a Bayona salía a las 7.30h y yo me he despertado, por casualidad (no me cansaré de escuchar durante todo mi viaje que "nada pasa por casualidad") a las 7.15h. He salido corriendo de la austera pensión en la que me alojaba, y un taxi me ha llevado a la terminal para dejarme en la puerta del autobús justo 1 minuto antes de que iniciara el trayecto. 
Ayer volé de Barcelona a Bilbao nada más salir de la oficina, y por la noche cené con Patri y Susana. 
El viaje en autobús ha sido pesado, pero menos, porque he podido dar un par de cabezazos que han hecho que todo pasara más rápido. 
En Bayona he cogido un tren de tan sólo dos vagones que me ha llevado a Saint Jean Pied de Port. 
Hace un sol de justicia, son las 13h y estoy ansioso por comenzar. No quiero esperar más, necesito salir cuanto antes.
Llego a la oficina del peregrino, solicito información para dormir en Orisson y sello por primera vez mi credencial que traigo de Barcelona. La señora, muy amable ella, llama a Orisson y me dice que el albergue está completo, no hay sitio. "He reservado por internet", le digo. Pero ella insiste, le ha dado mi nombre a la chica de allí y le dice que no consta ninguna reserva. Me aconseja que me quede en el albergue de peregrinos hasta la mañana siguiente y vaya a Roncesvalles. Mi tozudez me impide actuar de manera serena y me niego rotundamente a quedarme allí un día entero. Así que, decido arriesgarme y, haciendo caso omiso a la señora amable, le digo que voy a intentar llegar a Roncesvalles. "Es una locura", me dice, "son casi 9 horas de camino, se te va a hacer de noche". Le agradezco su preocupación y me despido cordialmente. Hay algo que me dice que encontraré sitio en Orisson...
Cada vez estoy más nervioso, cada vez hace más calor. Saco el móvil, (he traído uno con tarjeta prepago  que solo conocen apenas 3 personas porque pretendo desconectar de verdad) envío un sms y me dispongo a comenzar de una vez. No me he echado crema en los pies ni en las ingles y no puedo jugármela!! Sería un desastre que, el primer día, ya me salieran ampollas debido a mi impaciencia. Me paro y procedo, no sin prisa, a proteger las zonas más sensibles de ser dañadas por el sudor y el calor. Al fin comienzo. Son las 14.40h


Debido a mi ansiedad por iniciar esta aventura se me ha olvidado comer. Eso, y el sol enfurecido que golpea de pleno hace que me sienta muy cansado. Empiezo a subir las primeras cuestas, con un desnivel del 15 % y creo que me va a dar un soponcio. Paro en cada sombra que encuentro (que no son muchas), llevo apenas 3km y ya me he bebido casi toda la botella de agua. Me siento mal. Estoy como medio mareado. Además, hay un tema que no me puedo quitar de la cabeza y me está angustiando un poco. Después de dos horas de calor asfixiante, barritas energéticas y sudor pegajoso alcanzo el albergue de Orisson. Confío en que, si no hay sitio, al menos me dejen dormir en el suelo, es imposible que llegue a Roncesvalles en estas condiciones....


Hablo con la persona encargada del albergue y, efectivamente, mi reserva no la tenían contemplada, pero hay una de las tiendas de campaña que tiene un sitio libre. No sé por qué, estaba seguro de que no me iba a quedar en la calle...
Me instalo, me ducho, me hidrato y me relajo al fin. Ha sido un día muuy duro.



El paisaje es precioso, me recuerda mucho a la subida a Orozketa.
En principio tengo que compartir tienda con un señor, pero al final parece ser que no ha aparecido y voy a dormir solo.
No sé qué espero de este viaje, de momento quiero ser feliz, disfrutar y despejarme. Me hubiera gustado vivir esta experiencia de otro modo, pero ahora no es momento para condicionales...
De todas maneras, no estoy solo, lo siento. Mañana, más.



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