Día 5 - De Zizur Txiquia a Puente la Reina

Miércoles 15 de septiembre de 2010
Salida: 7:15h
Llegada: 11h
Gastos: 14,55€ (+ 10€ recarga móvil Orange)

Bueno, hoy tengo muchísimas cosas que explicar, tantas que no sé si tendré suficiente tiempo. Antes de empezar con la etapa del día tengo que hablar de ayer. 

Anoche fue especial, uno de esos días que no quieres que se acabe, pero por nada en concreto, sin que pasara nada fuera de lo normal. Anoche fui una persona muy feliz con acciones tan simples como sentarse debajo de un árbol a escuchar el viento, detenerse a mirar la ciudad desde lo lejos, olvidarse del reloj, observar las andanzas de un conejo por el monte, una agradable y sincera conversación....tan poco y tantísimo a la vez.

La verdad es que me habían recomendado el albergue de la Orden de Malta en Zizur, y no me lo pensé dos veces, no quería quedarme en Pamplona, quería evadirme un poco del ruído de los coches, de las aglomeraciones, etc, así que decidí caminar apenas 4km más. Me recibieron los hospitaleros, Paco y Pilar, una pareja mayor y muy majetes. Me dijeron que por la noche prepararían cena para quien quisiera, si yo me quería apuntar, arroz a la cubana (con tomate y huevo). El precio a pagar era donativo (el de la cena, el albergue me costó 4€). Me apunté.

Cuando volví de Pamplona de comer y comprar, a eso de las 18h aprox. recogí la ropa del tendedero y fui a dar una vuelta por los alrededores del albergue.

Agosto de 2008

(Antes de continuar quiero adjuntar unas fotos que hice 

hace dos años en Pamplona y que este año repetí, 

desde el mismo lugar para ver la evolución sufrida.....)

Agosto 2008

Septiembre de 2010

Septiembre 2010

Pues bien, después de este inciso (la gente se aburre porque quiere...) prosigo...

Justo detrás de la iglesia que había junto al albergue descubrí un árbol, con una piedra  a sus pies,  que ejercía de lugar de descanso y/o cobijo. Desde allí no se oía nada, todo en absoluto silencio, aunque se divisaba Pamplona a lo lejos. 

Que hermosa sensación, recostado a la sombra, perdiendo la vista en el horizonte, alejado de absolutamente todo...Creo que fueron mis primeros minutos de verdadera paz en el Camino. 

Después de experimentar tan dulce sensación, me dirigí hacia el albergue y cuando me iba a mi habitación a escribir, me coge Paco y me susurra: "chaval, quiere una servesita?" Evidentemente no me podía negar ante tal invitación. Así que me llevó a su despacho, casi a escondidas, sacó dos latas de cerveza que tenía en una neverita disimulada dentro de un armario, y me invitó a sentarme. Se justificó diciéndome que no acostumbraban a servir alcohol en las cenas, y por eso nos la tomábamos allí dentro.

Paco tiene el aspecto del típico señor que te encuentras en la calle y al que tienes que saludar sí o sí, aunque no lo conozcas de nada, porque tiene cara de buena gente, podría haber sido perfectamente tu abuelo...

Paco y Pilar (bueno y un brasileño que quería salir en la foto, y la peluca de otro brasileño...)

A lo que iba, cuando entramos en su despacho yo le pregunté si era andaluz, por su acento (algo más que evidente), el me comentó que sí, que había nacido en Sevilla pero que había estado 20 años viviendo en un pueblo de Marruecos (Larache) ya que su padre era jugador de futbol profesional, de primera división, jugaba en el Sevilla y fichó por el equipo del Larache, que en aquella época jugaba en la Liga Española, ya que ese pueblo formaba parte del Protectorado de Marruecos, y allí que fue toda la familia.

De ahí le venía a Paco su gran afición por el deporte. De hecho, su padre, además de futbolista, hacía bicicletas, y al parecer de muy buena calidad. A Paco le encantaba ir en bici, caminar y nadar en la piscina (aunque aprendiera a nadar de grande, y gracias a su mujer, Pilar, una santanderina también muy maja). Paco me habló de muchísimas cosas, que él no había sido nada en el futbol porque era un juerguista y un indisciplinado, que cuando conoció a Pilar se centró y comenzó una vida distinta (mucho más enriquecedora), que luego había estado colaborando con Cruz Roja como voluntario, etc.
La verdad es que la conversación que mantuvimos fue muy interesante, y muy enriquecedora para mi, y para mi estado, me dió mucho ánimo.
Esta mañana nos han preparado el desayuno, y se han ido despidiendo de nosotros, uno por uno, y acompañándonos hasta la puerta. Yo he sido de los últimos en salir y he visto al hombre bastante emocionado (es curioso como puede calar tanto una persona en tan poco tiempo). He reemprendido mi camino muy feliz y con la sensación de que en ese sitio me han tratado como si fueran mi familia. Es más, durante la caminata he pensado mucho en Paco, en cómo le cambió la vida, en lo feliz que era en estos momentos con lo que tenía (su mujer y muchas ganas de vivir), y me he dicho: "Yo también puedo llegar a ser igual de feliz con mi amor, que Paco".....

Bueno, la gente con la que voy coincidiendo ya se empieza a abrir, ya empezamos a juntarnos en el albergue  y vamos hablando...ayer conocí a Marta (una chica catalana), Ángela y Rosa (dos hermanas de Bilbao, aunque una de ellas vive en Valladolid), Jose Luis (de Alsasua) y Belén (de Burgos). Y hoy he cenado con Natalia (una chica catalana que empezó ayer en Pamplona, y con la que ya hablé en Zizur aunque ella siguiera), Manuela (de Barcelona), MariaJe (asturiana) y Belén. Curiosamente, la mayoría de españoles con los que he coincidido hasta la fecha son mujeres, y de una edad comprendida entre los 40 y los 50 años aprox.
La etapa de hoy ha ido muy bien. El Alto del Perdón no es tan duro como lo recordaba (seguramente porque la otra vez que lo hice llevaba muchísimo peso en la mochila) y la bajada me la he tomado con mucha calma. Con tanta calma que me he puesto a cantar a grito "pelao" en un rato que iba completamente solo, en concreto he estado cantando "la ManZana ProhidriDa", cosecha propia, y "Para qué sirve una hormiga" de El último de la fila...jejejeje, que bien sonaba la frase: "hay hombres meditando en montañas junto al cielooo" (brrrr se me ponían los pelos de punta y todo).

Mañana más.....