lunes, 17 de enero de 2011

Día 16 - De San Nicolás de Puente Fitero a Carrión de los Condes


Domingo 26 de septiembre de 2010
Salida: 8:20h
Llegada: 14:15h
Gastos: 5€

Tirado en el césped del río en Carrión de los Condes, descansando de una larga etapa, 35km, y preparando la de mañana que, si todo va bien, será de 39km. Me he quedado sin batería en la cámara llegando a Carrión y no he podido fotografiar el final de trayecto....


La etapa ha sido algo dura, principalmente porque no tengo dinero (me quedan 5€ en el bolsillo, después de haber pagado 5€ de albergue, y 7,10€ en la cuenta, hasta el martes que cobraré la nómina...) y eso ha hecho que prácticamente no me parara para nada. De hecho, me he encontrado con un peregrino que hacía el Camino a la inversa, me ha pedido algo de dinero y sólo he podido ofrecerle unas barritas de chocolate que llevo en la mochila desde hace días (que no ha aceptado porque no podía comer azúcar, me ha enseñado la boca y no le quedaban casi dientes, jejeje)
Mañana intentaré ir a un albergue en Sahagún de unas monjitas, donde se paga donativo y haré lo mismo que hice ayer en San Nicolás, pagar lo mínimo (ayer sólo pude dar 2,30€ de donativo a pesar de que fue el sitio donde mejor he estado y donde mejor me han atendido de todo el Camino: alojamiento, lavatorio de los pies, cena, desayuno y bendición esta mañana)  porque si no, no sé cómo voy a comer....


Tengo muchísimas cosas que contar hoy...ayer volvió a ser un día especial, como tantos en este camino. He traspasado el meridiano de mi viaje y me siento un hombre nuevo, con una única preocupación, pero con la mente y cuerpo despejados. Estoy aprendiendo muchísimo, estoy viviendo una experiencia inolvidable.


Ayer, a eso de las 19h empezaron a llegar los invitados a la cena de la "confraternidad". La historia es la siguiente: al parecer, los patrocinadores, mecenas o personajes que han colaborado en la restauración de la capilla, se suelen reunir una o dos veces al año para realizar una cena en la cual se reunen todos y se les informa cual es la situación actual de la capilla, observan los avances de la restauración  y departen con los hospitaleros. El menú lo preparan los propios hospitaleros, con la ayuda de los peregrinos que nos encontramos allí. Es una cena a la cual los peregrinos estamos totalmente invitados, pero que se alarga algo más de lo habitual y eso hace que la gente se vaya a dormir más tarde de lo normal. Por eso, cuando llegué, el hospitalero me comunicó que si lo que quería era tranquilidad, quizá ese no era el lugar adecuado para cobijarme esa noche. Yo lo que quería era alojarme allí por lo bien que me habían hablado, y si además me daban de cenar gratis, pues mejor todavía, así que insistí en quedarme.
Pues bien, como iba diciendo, a eso de las 19h empezaron a llegar los invitados. La mayoría eran italianos, aunque también había españoles. Me pareció muy curioso que la mayoría de las personas italianas eran señoras, de unos 50 años, más o menos. 
Cuando todo el mundo hubo llegado, los hermanos hospitaleros de la confraternidad nos reclamaron y nos sacaron a la palestra para realizarnos la ceremonia de lavatorio de los pies.


Antiguamente, los hospitaleros lavaban los pies a los peregrinos nada más acogerlos, con la intención de atenderlos de la mejor manera posible, y después les daban comida y cama. La tradición se sigue manteniendo y, aunque de manera figurada, nos lavaron los pies (el pie izquierdo, y sin frotar casi, una pasadita por agua y te lo secaban con la toalla) La verdad es que es una situación curiosa, los diez peregrinos (al final se presentó a última hora Maite, una extremeña que vive en Santo Domingo de la Calzada, y a la cual le había comentado el día anterior que tenía intención de venir aquí, y todo el ritual este del lavatorio, por lo que también quiso participar de esta experiencia...) en el altar de la capilla, siendo fotografiados por unas cincuenta personas mientras te lavan los pies............

Después de esto nos dispusimos a cenar. Como nosotros éramos también invitados de excepción, nos colocaron mezclados entre el mecenazgo, y como si de bichos extraños nos tratáramos, todo el mundo se empezó a hacer fotos con nosotros, los peregrinos. Al principio me hacía gracia y todo, pero podría haber llegado un punto en el que me hubiera molestado el cachondeíto de las fotos (que me voy a comer una rebanada de pan, foto, que pincho un trozo de tortilla de patatas, otra foto....bufff) El caso fue que como lo que yo necesitaba en esos momentos era jalar, no me preocupé para nada de los reportajes que nos hicieran.

Y cenamos en abundancia: pasta de primero, ensalada de segundo, tortillas de patatas, embutidos varios, quesos riquísimos, y de postre, unas roscas de anís enormes (de hecho la mía no me la pude acabar y me la guardé en la mochila para hoy) y una queimada para finalizar. Todo esto regado con agua y un vino de garrafa que parecía ambrosía de los dioses...


Fue una noche especial, estuve practicando mi italiano aprendido en Lloret de Mar, me codeé con gente de mucho poder adquisitivo (me estuvo contando una señora que acababa de vender un castillo porque tenía dos, y que no le iba bien mantener los dos, claro, claro.....) y cené muy pero que muy bien. 
El momento más incómodo fue cuando la señora que se encontraba a mi derecha me preguntó si era creyente y le dije que no.....Madre mía, si las miradas matasen...El caso fue que empezó preguntándome si hacía el Camino por motivos religiosos, yo le contesté que no, que lo hacía por motivos espirituales. Acto seguido me dijo: "bueno, pero tú eres creyente no?" Y yo le contesté que no......Al darme cuenta de la magnitud que alcanzó mi respuesta rápidamente maticé: "Bueno, sí que creo, creo que hay algo, pero no creo en Dios, si no en mi dios". No sé si esa respuesta la contentó o todavía la irritó más, el caso es que, como era italiana, no pude  adivinar que fue lo que masculló, y la conversación quedó zanjada.
Por lo demás, fenomenal, esta mañana los hermanos de la confraternidad nos han preparado el desayuno, nos han bendecido, y antes de marchar, un peregrino belga que viene con su mujer, le ha cantado una plegaria a la virgen que hay en la capilla, una manera emocionante de abandonar ese lugar tan místico.

Preparación de la cena de ayer junto a las literas donde dormimos

Bueno, son las 21:30h y ya hemos cenado. La verdad es que me he llevado una pequeña decepción al llegar al albergue de Carrión, ya que me han comentado que las monjas que lo regentan no están durante el mes de septiembre, porque tienen "ejercicios" en el convento.... Eso significa que no habría ni encuentro musical, ni cena comunitaria, ni bendición con estrella (y yo que quería enviarle la estrella a Patri por correo...)
Por suerte, hay una chica joven italiana de hospitalera, muy maja, llamada Lavinia, y cuando he pasado por la cocina me la he encontrado preparando la cena para ella y unos peregrinos que se habían apuntado y me ha preguntado si quería comer con ellos (bufff, he vuelto a ver la luz, ya que sin dinero y siendo domingo, me veía comiéndome las uñas de los pies). Así que hemos cenado, Juan, un señor madrileño que  está prejubilado, Andrew y John, dos chicos suecos que van caminando con Timmy, una chica húngara y Lavinia, la hospitalera italiana, de Udine, que nos ha preparado una especie de arroz con todas las verduras que se ha encontrado en la nevera, que no eran pocas. Además de eso, pan con tomate, aceite, ajo y un poquito de queso. De postre, mis barritas de chocolate (ha sido lo único que he podido aportar yo). 
He practicado mi pobre inglés con los suecos (todos nos entendemos así que tenemos que estar en un nivel parecido), y ahora ya a dormir, que mañana se prevee un día duro. Tengo la sensación de que hay "algo" que me está echando una mano en los momentos complicados... ¿Será la magia del Camino?


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